El
problema es que en México, como en muchos otros países, existen grandes
desigualdades en las condiciones de vida de los sujetos que las instituciones
educativas tienden a reproducir y, como en un círculo vicioso, se prolongan de
nuevo como desigualdades sociales (Connell, 1997).
La pobreza, el género, el lugar de residencia, la edad y la pertenencia a una
etnia son algunas de las variables que han producido y reproducido la inequidad
y la exclusión en la educación superior (Bracho, 2005). Existen, además, otros
factores que inciden en esta problemática y cuyos efectos en la población en
edad de cursar la educación superior han sido poco analizados, como la
violencia, la migración y la discapacidad.
LA INCLUSIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN LA EDUCACIÓN TERCIARIA
El tema de la inclusión de las personas con discapacidad empezó a formar parte de la discusión internacional a partir de las conferencias mundiales de Educación para Todos de Jomtien (UNESCO, 1990) y sobre Necesidades Educativas Especiales de Salamanca (UNESCO, 1994). En la primera, el principal objetivo fue la satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje de los niños, jóvenes y adultos, la universalización del acceso a la educación y el fomento a la equidad.
Más
tarde, en la Conferencia Mundial de Salamanca aparecieron por primera vez las
nociones de inclusión educativa y de necesidades educativas especiales. En el
Marco de Acción quedó establecido que el concepto de necesidades educativas
especiales, aunque estaba dirigido primordialmente a los niños y jóvenes con
discapacidad, también abarcaba a otros colectivos sociales. En cuanto a la
inclusión educativa, se aclaraba que ésta se distinguía de la inserción y la
integración porque, en lugar de adaptar a los niños y jóvenes al ambiente
escolar, buscaba construir sistemas flexibles y diversos que respondieran a las
diferencias individuales de los estudiantes a través de cambios cualitativos y
cuantitativos en las instituciones
ESTRATEGIAS DE INCLUSIÓN EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS MEXICANAS
En
México, la inclusión educativa de las personas con discapacidad ha sido un
campo poco desarrollado, tanto en las políticas públicas como en la
investigación académica (Gamio, 2009).
Si bien la primera escuela de educación especial se fundó en los albores del
Estado liberal mexicano, en 1867, durante décadas, los servicios educativos
dirigidos a este colectivo se sustentaron en modelos médico-rehabilitadores o
normalizadores-asistencialistas (Brogna, 2009)
que ofrecían muy pocas posibilidades para su desarrollo personal e inclusión
social.
Los gobiernos federales
y estatales han hecho muy pocos esfuerzos por sistematizar los distintos marcos
normativos, planes de desarrollo y políticas públicas que, de algún modo u
otro, atañen a los temas de inclusión y discapacidad. Por su parte, las
instituciones de educación superior tampoco ofrecen mucha información sobre las
medidas o acciones que llevan a cabo para favorecer el ingreso, la permanencia
y el egreso de este grupo poblacional.
Hasta ahora, las principales
estrategias de inclusión han estado dirigidas básicamente hacia los siguientes
rubros:
1) Normativa y políticas institucionales.
- Incorporación de la problemática de la discapacidad en los planes institucionales de desarrollo.
- Elaboración de lineamientos específicos para la atención de los estudiantes con discapacidad o implementación de programas para la inclusión.
- Integración y apertura de unidades o departamentos de atención y servicios a los estudiantes con discapacidad.
- Firma de convenios con instancias gubernamentales, comisiones de derechos humanos, otras instituciones de educación superior y asociaciones de la sociedad civil.
2) Apoyos académicos y económicos
- Desarrollo de intervenciones psicológicas, de aprendizaje o de habilidades sociales.
- Adecuaciones a las actividades o prácticas de las asignaturas y seminarios.
- Implementación de grupos de apoyo académico con estudiantes de semestres más avanzados o prestadores de servicio social.
- Oferta de programas educativos en línea para estudiantes con discapacidad. Otorgamiento de becas a los estudiantes con discapacidad.
3)
Accesibilidad física y de información.
Adecuaciones arquitectónicas de los
espacios institucionales (rampas, senderos, regularización de banquetas,
designación de cajones de estacionamiento y sanitarios para personas con
discapacidad, instalación de elevadores y barandas).
- Emisión de manuales y lineamientos de arquitectura incluyente.
- Diseño de mapas de desplazamiento para las personas con discapacidad.
- Instalación de señalética en relieve, visual o en braille.
- Cambios de aulas para aquellos grupos o cursos a los que asisten estudiantes con discapacidad.
- Captura digital, auditiva o en braille de
la información de bibliotecas y centros de documentación.
4)
Otras medidas y servicios
- Oferta de programas de posgrado, diplomados y cursos de formación continua sobre inclusión educativa y atención de las personas con discapacidad a profesores y público en general.
- Elaboración de censos sobre la población estudiantil con discapacidad.
- Bolsa de trabajo universitaria para las
personas con discapacidad.
- Organización de actividades académicas sobre inclusión educativa y otros temas relacionados con la atención a las personas con discapacidad.
- Cápsulas informativas y campañas de sensibilización sobre la discapacidad y la inclusión educativa.
- Difusión de los temas de inclusión y discapacidad en medios impresos y electrónicos.
- Asistentes para la lectura del examen de
admisión o impresión en braille.
CONCLUSION.
La
inclusión es un tema que poco a poco se ha ido colocando en la agenda de las
políticas públicas en educación superior. En México, la inclusión de esta
población en la educación terciaria ha sido un proceso largo y complejo en el
cual, al igual que ocurrió con otros sistemas educativos, intervinieron
diversos factores estructurales, como las reformas a la legislación pública y
la incorporación de la perspectiva de inclusión en los niveles educativos
previos, e individuales. Incluir a un estudiante con discapacidad no sólo
significa asignarle una matrícula o darle un espacio donde pueda tomar sus
clases, sino poner en marcha una serie de apoyos y servicios académicos,
económicos, materiales, tecnológicos, psicológicos y de autogestión que le
permitan integrarse de manera plena a la vida escolar
Además,
la inclusión en el nivel superior es todavía un tema emergente en el campo
educativo y, en general, hay muy poco trabajo sobre los obstáculos que
enfrentan los jóvenes con diferentes tipos de discapacidad, y los que existen
usualmente se centran en determinados programas o modalidades educativas
BIBLOGRAFIAS
https://www.redalyc.org/jatsRepo/998/99843455011/html/index.html#redalyc_99843455011_ref13
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0185276017300018
https://conaic.net/revista/publicaciones/Vol_IV_Num2_2017/Articulo_3.pdf